La disfunción eréctil, una enfermedad que afecta a cerca del 52% de los hombres mayores de 40 años

La DE es la incapacidad permanente o reiterativa para lograr o mantener una erección que permita una actividad sexual satisfactoria.

Esto es distinto a las llamadas crisis de erección, que ocurren esporádicamente y por situaciones específicas. Para esos casos se recomienda establecer la causa y corregirla asistiendo a consulta con el urólogo.

¿Cómo ocurre una erección normal?

La erección es una respuesta refleja a un estímulo erótico, que puede ser visual, auditivo, gustativo, olfativo, táctil o tzener como base las mismas fantasías. Estos estímulos generan impulsos en el cerebro que viajan por la columna vertebral hasta los nervios pélvicos que inervan el pene.

En forma paralela, ocurren tres fenómenos: aumenta el flujo de sangre de las arterias cavernosas que irrigan el pene; se relajan los músculos cavernosos para permitir el llenado de los espacios de sangre, y se cierran las venas del pene, para evitar que esta salga.

¿Qué indica que un hombre sufre DE?
La disminución de la calidad y la rigidez de la erección, lo que puede alterar el coito. El hombre, que se siente afectado en su masculinidad, evita mantener relaciones sexuales. Cabe recordar que cada persona tiene un ritmo normal en su vida sexual. No hay medidas estándar.

La frecuencia con que se mantienen relaciones sexuales tiende a disminuir con la edad. Así las cosas, pueden experimentarse cambios: a diferencia de un hombre joven o adolescente (que se excitan con facilidad), los estímulos tienden a ser más elaborados. A más edad, el periodo de eyaculación aumenta, al igual que el refractario (periodo en el cual no hay erección después de la eyaculación); la sensibilidad del pene disminuye ligeramente y el ángulo de erección puede variar.

Estos cambios tienden a ser progresivos y se hacen más evidentes a partir de los 50 años. Son normales e individuales y no pueden considerarse disfunción.

¿Cuándo se requiere tratamiento?
Cuando la DE afecta seriamente la calidad de vida del hombre (ver gráfico Índice de salud sexual para el varón).

¿Qué causa la DE?
El 95 por ciento de las causas son orgánicas. Toda alteración que afecte la vasculatura daña la erección. Entre esos factores se cuentan la diabetes, la hipertensión, los altos niveles de colesterol y triglicéridos y la arterioesclerosis; desde el punto de vista neurológico están los accidentes cerebrovasculares, la demencia senil, el Alzheimer y las lesiones en la columna, entre otros; en cuanto a lo endocrinológico se cuentan los problemas de tiroides, la disminución de testosterona; el consumo de ciertos medicamentos, como los usados para controlar la tensión; las drogas psiquiátricas, los traumas en el pene o la región perineal, el consumo de cocaína, marihuana y cigarrillo, la insuficiencia renal y la cirrosis. El 5 por ciento de las causas se atribuye a factores emocionales.

¿Cualquiera puede consumir pastillas?
Permiten mejorar el desempeño sexual, pero hay que tener en cuenta que toda droga tiene efectos secundarios y contraindicaciones. Lo más conveniente es consultar con el urólogo.

Contraindicaciones: no puede mezclarse el consumo de medicamentos para la DE con drogas para tratar infartos. Puede provocar bajones peligrosos de la tensión.

Efectos secundarios: Los principales son dolor de cabeza, enrojecimiento facial, congestión nasal, molestias gástricas, alteración de la visión y dolor muscular.

¿Se puede prevenir?
Tener una vida sana disminuye las probabilidades de padecerla. Se recomienda mantener una dieta balanceada,conservar el peso adecuado, hacer ejercicio regular, no consumir drogas ni cigarrillo, controlar la tensión arterial y evitar los traumas en la región perineal y el pene.

Consultar cuando el problema apenas empieza, ayuda a tratarlo.

Qué tratamientos hay
Terapia oral (pastillas). Solo funcionan para el 50 por ciento de los pacientes. Se trata de los inhibidores de la fosfodiesterasa 5: el sildenafil, el vardenafil y el taladafil. Estos medicamentos relajan el músculo cavernoso y aumentan el flujo sanguíneo, lo que permite mantener la erección.

Inyecciones intracavernosas. Son sustancias vasoactivas (como el alprostadil, la papaverina y la fentolamina) que los pacientes aprenden a inyectarse dentro del pene. Son útiles para el 80 por ciento de los afectados.
Prótesis peneanas. Cuando los tratamientos anteriores no funcionan, se recomiendan estas prótesis que se ponen dentro del pene y facilitan las erecciones. Este método se conoce desde hace 30 años y los índices de satisfacción superan el 90 por ciento. Están indicadas para todo tipo de pacientes.