Terapia celular capaz de revertir el envejecimiento

sept-envejecimientoEl envejecimiento es un proceso natural que a día de hoy, si bien se puede ‘maquillar’ con mayor o menor éxito, no se puede detener. Menos aún revertir. Y es que según pasan los años, nuestras células envejecen, por lo que para lograr un rejuvenecimiento ‘real’ –que no meramente estético– es necesario revertir el envejecimiento en todas y cada una de las células que conforman nuestro organismo.

Un logro que si bien ha constituido el objetivo de infinidad de estudios, aún no se puede conseguir. O así ha sido hasta ahora, dado que investigadores del Hospital Metodista de Houston (EE.UU.) parecen haber encontrado la forma de lograr la manera el rejuvenecimiento de las células humanas. Un avance que, si bien puede resultar muy beneficioso para la población en general, resulta especialmente importante en el caso de los niños afectados por la progeria.

Como explica John P. Cooke, director de esta investigación publicada en a revista «Journal of the American College of Cardiology», «ya podemos detener, o cuando menos ralentizar, el envejecimiento acelerado. Nuestro próximo paso será tratar de trasladar la terapia empleada en nuestro estudio a la práctica clínica. Y para ello, el objetivo es mejorar las actuales terapias celulares. Quiero desarrollar una terapia para los niños con progeria y dar así respuesta a una necesidad que aún no ha sido resuelta».

Células envejecidas
El equipo dirigido por John Cooke lleva años estudiando las células de niños con progeria, una enfermedad genética rara en la que el envejecimiento se dispara y acelera cuando los afectados solo han cumplido su primer o segundo año de vida. El resultado es que los niños muestran un aspecto típico de anciano, con piel arrugada, huesos y articulaciones frágiles, pérdida del pelo y vello corporal y fallos en distintos órganos. De hecho, y como consecuencia de este envejecimiento acelerado, los afectados suelen fallecer al alcanzar la adolescencia.

Como apunta John Cooke, «estos niños suelen fallecer de un ataque al corazón o un ictus cuando solo cuentan con 13, 14 o 15 años de edad. Y si bien hay terapias beneficiosas, tan solo añaden de media un años de vida o dos a la vida de estos niños. Queríamos hacer algo que mejorara la calidad de vida de estos menores y que les permitiera vivir más años, por lo que nos dedicamos a estudiar sus células para ver si podíamos mejorar la función celular».

Concretamente, los autores se centraron en el estudio de los telómeros, esto es, las regiones de ADN situadas en los extremos de los cromosomas y que juegan un papel esencial en la estabilidad del material genético y en el mantenimiento de la juventud de las células. El problema es que con cada división celular –o lo que es lo mismo, según envejecemos–, los telómeros se acortan. Y una vez alcanzan una longitud mínima crítica, las células entran en un estado de senescencia –es decir, envejecen hasta el punto de perder la capacidad de dividirse– o, simplemente, mueren.