Al cumplir los tres años, tres de cada cuatro niños habrán tenido una infección del oído. Te explicamos cómo se contamina. Cuando los oídos están infectados, las trompas de Eustaquio se inflaman y se hinchan. Las adenoides también se pueden infectar. Cuando las trompas de Eustaquio están hinchadas e infectadas, es común que se tapen con líquido y moco de un resfriado. Si se tapan las trompas de Eustaquio, quedan atrapados aire y líquido dentro del oído. Es más difícil que el líquido salga del oído de un niño porque en ellos las trompas de Eustaquio son más pequeñas y más rectas que en los adultos.
Por eso también las infecciones del oído son más comunes en los niños. Por lo general, las infecciones son dolorosas.
“Una infección del oído puede causar dificultad para oír de forma pasajera, sin embargo, si ésta no se trata oportunamente puede convertirse en una pérdida de la audición permanente e irreversible”, explican los especialistas en audición.
No siempre es fácil saber si un niño tiene una infección del oído. A veces tiene que observarlo con mucho cuidado. Es posible que su niño tenga una infección del oído antes de que aprenda a hablar. Si todavía no puede decir “me duele el oído”, se recomienda buscar otras señales para confirmarla.