Secarse bien el traje de baño reduce el riesgo de cistitis

Corregir algunos malos hábitos es esencial para evitar patologías como otitis o conjuntivitis al acudir a la piscina
Para refrescarnos en verano, no lo dudamos: vamos a la piscina para disfrutar de un buen chapuzón. Sin embargo el cloro que contienen éstas puede traernos problemas. En primer lugar, si no está bien dosificado, “los vapores que se originan pueden intoxicar al bañista que se sumerge, por eso es mejor limpiar las piscinas por las noches para que dé tiempo a que desaparezca el cloro residual”, afirma Juan Ramón García, coordinador de Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Asimismo, indica, las personas asmáticas, alérgicas o que tengan hipersensibilidad, “pueden empezar a estornudar, sufrir una pequeña congestión, acumular mucosidad en la nariz y en los pulmones y tener problemas para respirar”. Protege tu piel y tus ojos Juan Ramón García explica que una cantidad correcta de cloro en las piscinas, “no debería crear ningún problema alérgico, aunque hay personas muy sensibles a las que les pueden aparecer eritemas o escozor”. En estos casos, asegura, “se deben utilizar cremas hidratantes para fortalecer y nutrir más la piel”. Si nos bañamos en el mar, la recomendación es ducharse después con agua dulce, “ya que con el agua salada, la piel se reseca mucho, se queda tensa y pica”.

Si la cantidad de cloro es excesiva en las piscinas, también puede aparecer “irritación ocular, inflamación y dolor”. ¿La solución? Limpiarse los ojos con suero fisiológico y utilizar un colirio antiinflamatorio, “pero nunca frotarse para evitar una conjuntivitis”, añade. Para aquellos que utilizan lentes de contacto, “lo recomendable es que no buceen y menos que abran los ojos, porque luego tienen a todo el mundo buscando los lentes de contacto por el fondo de la piscina”, afirma. Evita la cistitis Además de las irritaciones oculares, el problema más frecuente dentro de las llamadas “patologías estivales” son las infecciones de orina, en concreto, la cistitis en las mujeres. “Fundamentalmente, se debe a enfriamientos bruscos que suelen afectar al vientre y a la zona vaginal” , manifiesta este experto. Además, “es muy común en aquellas niñas que se bañan y luego están con el bikini húmedo durante mucho tiempo, es decir, permanecen con el bañador mojado muchas horas y esto se traduce en cistitis”, explica. ¿Cómo se puede prevenir esta infección? A su juicio, “la mayoría de los casos se podrían impedir si se evitara estar mucho tiempo con el bañador húmedo y no se cogiera frío de manera brusca en esta zona”.

En caso de cistitis, hay que acudir al médico. Éste realizará una análisis de orina, que indicará el grado de infección y el tratamiento más adecuado (antiséptico o antibiótico). Fuera humedad El cloro de las piscinas “destruye un poco” la flora que protege y hace de barrera de la piel, por lo que después de un chapuzón en la piscina quedan zonas indefensas que aprovechan los hongos. “No hay que dejar partes de nuestro cuerpo húmedas porque hay posibilidades de que florezcan hongos”, afirma García.

¿Dónde es más frecuente que aparezcan estos microorganismos? Según este experto, en los pies, porque en muchas ocasiones se olvida “secar esta zona y un pie mojado entra en una deportiva o en un zapato y la humedad se va almacenando en el calzado, de forma que a los tres días ya surgen hongos”. “También hay personas con cierta predisposición a padecerlos porque tienen las defensas bajas, así que hay que procurar secarse siempre con una toalla y no apoyarse en sitios húmedos donde existen colonias de hongos”, concluye. El oído no necesita visitas Los casos de otitis también son evitables, asevera este experto. “Cuando acudimos a la playa o a la piscina y buceamos, nos entra algo de agua y se nos inflama un poco el oído; esto nos produce la sensación de que tenemos algo dentro”, comenta. En ese momento, subraya García, “aparecen los geólogos profesionales con pico y pala que meten cualquier cosa en el oído para extraer lo que sea”.

Si el oído se encuentra inflamado, “las paredes del conducto auditivo externo están muy finas y se pueden rasgar con facilidad; así, al introducir cualquier objeto, incluso bastoncillos de algodón, se corre el riesgo de romperlas y producir una otitis o un problema serio, como una leve pérdida de audición”. El consejo más práctico, confiesa, “es el remedio casero de saltar a la pata coja sobre el oído que pueda contener agua o frotarse por fuera, pero nada más”.