La lechosa o papaya es un valioso alimento para la digestión y puede ser clave en la reducción de peso

Picada, en jugo o licuados, mantiene una asidua presencia en los desayunos de infinidad de hogares.

Pocas frutas poseen la misma popularidad, derivada de sus valiosas propiedades alimenticias y sabor.

La nutricionista Gloria Corral dice que esta fruta es fuente de vitaminas A y C, potasio y papaína, una enzima que ayuda a mejorar la digestión, lo que permite su consumo tanto por niños pequeños como por personas de edad avanzada, además de aquellas que tienen dieta blanda.

Es ideal para personas con afecciones digestivas como gastritis, hernia de hiato, pirosis o acidez, pues neutraliza el exceso de acidez del estómago. La acción suavizante y antiséptica sobre las mucosas digestivas, la hacen útil en caso de gastroenteritis y colitis.

Por su aporte de vitamina C y de provitamina A, se recomienda a quienes no toleran los cítricos, el pimentón u otros vegetales (fuente casi exclusiva de vitamina C); quienes tienen dieta baja en grasa y con un contenido escaso de vitamina A o personas con necesidades nutritivas aumentadas (periodos de crecimiento, embarazo y lactancia).

Por ser baja en calorías, resulta ideal para dietas de reducción de peso: 100 gramos contienen tan sólo 39 kilocalorías, además de que, por su contenido en fibra, produce una sensación de saciedad. En estos casos, es recomendable consumirla fresca con limón, evitando añadirle azúcar, miel, granola u otro ingrediente que por su alto contenido calórico, contrarreste los beneficios.

Selección y conservación

Esta fruta requiere de un cuidadoso manejo y su consumo debe realizarse en el momento oportuno, es decir, cuando su piel adquiere un tono amarillento; a veces le aparecen manchas de color marrón, pero estas no afectan la calidad de su sabrosa pulpa.

Una forma práctica de saber si está madura es constatar si su superficie cede a la presión de los dedos. El que despida un aroma dulce es otro indicio de que está lista.

Si su piel está verde deberá mantenerse a temperatura ambiente hasta que se torne amarilla.

A la hora de consumir la fruta, tenga en cuenta estas recomendaciones:

Antes debe lavarse la cáscara con agua y jabón y enjuagarla perfectamente.

- De preferencia también debe desinfectarse como cualquier otra fruta, utilizando una solución comercial, o cloro diluido a tres mililitros por litro de agua, en la que se sumergirá entre 10 y 15 minutos.

- Una vez partida, es recomendable cubrir la pulpa con plástico autoadherente, antes de guardarla en el refrigerador, donde puede conservarse hasta por una semana; también puede utilizarse un recipiente con tapa que selle herméticamente.

- Si se prepara agua de lechosa, también esta debe guardarse en el refrigerador en un envase tapado, para evitar que se generen bacterias.