Carbohidratos y grasas trans promueven la pérdida de nuestros dientes

sept-carbohidratosLa dieta, o lo que es lo mismo, la alimentación, juega un papel clave en nuestra salud. Tal es así que resulta ciertamente común que los médicos nos recomienden evitar ciertos tipos de dietas, caso de aquellas ricas en grasas, para prevenir el desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales, entre otras las cardiovasculares y la diabetes.

Y llegados a este punto, ¿qué sucede en el caso específico de la salud oral? Es bien sabido que abusar del azúcar dispara el riesgo de caries y, por ende, de pérdida de nuestras piezas dentales. Pero, más allá de un alimento o nutriente específico como es el azúcar, ¿la dieta en general también tiene un efecto, positivo o negativo, sobre la salud de nuestro dientes y encías? Pues sí. De hecho, un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.) muestra que las dietas ricas en alimentos pro-inflamatorios, caso de los carbohidratos y las grasas trans, aumentan, y mucho, el riesgo de que perdamos nuestras piezas dentales.

Como explica Georgios Kotsakis, director de esta investigación publicada en la revista «Clinical Nutrition», «los efectos deletéreos de los patrones dietéticos cariogénicos sobre la pérdida dental están bien caracterizados, pero la contribución de la inflamación sistémica transmitida por la dieta permanece inexplorada. Estudios recientes han revelado el papel protector de algunos nutrientes específicos sobre la salud periodontal. Sin embargo, todavía no se ha podido establecer que la dieta en general sea un factor de riesgo modificable para la salud bucodental».

Más calorías, menos dientes

Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los historiales dentales y los hábitos dietéticos de 6.887 adultos participantes en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Estados Unidos 2009-2010 (NHANES 2011-2012) y 2011-2012 (NHANES 2011-2012). Y asimismo, dividieron a los participantes en cuatro grupos –o ‘cuartiles’– en función del grado, mayor o menor, de inflamación potencial asociado a su alimentación, para lo cual utilizaron el denominado ‘Índice de Inflamación de la Dieta’ (IID).

Pero, exactamente, ¿qué es este IID? Pues, básicamente, un parámetro que indica los niveles sistémicos –esto es, en el conjunto del organismo– de citoquinas proinflamatorias asociados al consumo de unos nutrientes específicos. Así, y cuanto mayor sea la inflamación promovida por los nutrientes contenidos en la dieta, mayor será el índice inflamatorio de ese tipo de alimentación.